Soy Víctor el marido de Esther, de aquí para adelante soy yo el que voy a contaros, las aventuras de mi mujer que como sabéis por otros relatos era la viuda de mi hermano, me reconozco un cabrón consentidor y he aguantado hasta que la preñe otro, a mi me van bien mis negocios, y he ganado dinero suficiente como para comprar una finca de caballos, que ha sido mi ilusión de toda la vida, allí tengo al cuidado de mis caballos aun morito que se llama Alim, que por supuesto se ha follado a mi mujer con su pedazo de polla de más de 25 cm.
También en la casa donde vivimos es grande y necesita su personal, y como mi mujer también cogió un buen dinero de la muerte de mi hermano nos podemos costear algunos lujos.
Una tarde a principios de julio apareció por la puerta de casa un chico mulato de unos 30 años de nacionalidad cubana pidiendo si teníamos trabajo pues estaba sin empleo y no tenía donde vivir. Después de hablar con él durante un rato me pareció una persona de fiar y decidimos entre mi mujer y yo que podía hacer los trabajos del jardín de casa y también ayudar en la finca a Alim el morito. Por lo que lo contratamos y se dispuso para él la habitación de servicio que está contigua a la cocina, para que se instalara mientras estaba en casa.
Pasaron los días y todo fue normal hasta que una noche a finales de mes a eso de medianoche me despertó mi mujer al levantarse de la cama. Yo hice como que seguía dormido y mi mujer no se dio cuenta que me había despertado. Al cabo de diez minutos y viendo que mi mujer no volvía, me imagine con lo caliente que es que había ido a ver como tenía la polla el mulato, sabiendo que le gusta tanto una polla y lo caliente que es. Bajé las escaleras que van del dormitorio a la cocina. A medida que iba bajando escuche a mi mujer hablando con el mulato que estaba en la cocina y pensé en espiarlos para oír de qué estaban hablando. Salí de casa por la puerta principal sin hacer ruido y me aposté detrás del ventanal que da al exterior de la cocina y efectivamente estaban hablando de Cuba. Mi mujer estaba de pie delante del fregadero y llevaba puesto un camisón blanco suelto que le daba algo más arriba de medio muslo y que al ser de una tela finita transparentaba por lo que se podía notar perfectamente sus pechos y ver además que no llevaba las braguitas puestas se le veía los pelos del chocho.
El mulato estaba con el pecho desnudo y solamente llevaba puestos unos calzoncillos bastante apretados que marcaban perfectamente sus atributos masculinos que para que negarlo parecían que eran dignos de lo que se supone que tiene que tener un mulato entre las piernas. Yo notaba que mi mujer aunque intentaba disimularlo no dejaba de mirar el paquete que tenía delante y cada minuto que pasaba se la notaba más nerviosa y cachonda veían que se rozaba una pierna con la otra señal del que su coño estaba empapado. El mulato se estaba dando cuenta perfectamente de lo que le estaba pasando a mi mujer como me daba cuenta yo y me dispuse a ver hasta donde llegaban los acontecimientos. Pasados unos minutos mi mujer se dio la vuelta como para limpiar algo que había en el fregadero y el mulato sin pensárselo se acercó por detrás, la abrazó por la cintura y empezó a hablarle al oído.
Yo no podía escuchar lo que le decía pero sí que podía ver la cara de mi mujer. Tenía los ojos cerrados ladeaba la cabeza para que el mulato siguiera hablándole al oído y besándole el cuello y en sus labios se notaba que decía. Si, si. Entonces el mulato empezó a pasarle las manos por el cuello, los pechos, la cintura, el culo, las piernas, los muslos. Volvía a los pechos apretándolos y pellizcando los pezones. Estaba dándole a mi mujer un soberbio sobeo por todo el cuerpo siempre por encima del camisón. Mientras tanto el movía su cintura hacía los lados y hacia dentro haciendo que mi mujer notará en todo su culo su polla que a todas luces estaba aumentando de tamaño. Mi mujer se estaba dejando sobar y tocar todo su cuerpo con cara de estar disfrutando y moviendo las caderas de adelante a tras para sentir la polla del mulato en su culo.
El mulato estuvo sobándola como diez minutos hasta que dándole la vuelta la colocó delante de la mesa de la cocina. Agarrándola por los brazos la sentó frente a él y echándola hacia atrás la colocó con la espalda apoyada en la mesa pero con la pierna colgando fuera. Se sentó en una de las sillas y colocó otras dos a los lados de las piernas de mi mujer. Acto seguido abriéndole las piernas las colocó sobre los respaldos de las sillas. Algo así como la mesa de un Ginecólogo. Le subió el camisón hasta más arriba de la cintura y empezó a besar las piernas. Primero los pies, siguió subiendo por las pantorrillas. Luego empezó a besar y a pasar su lengua por el interior de sus muslos para acabar lamiendo y chupando los labios de su coño. Mi mujer ya estaba absolutamente abandonada a lo que le estaba haciendo sentir el mulato y anda que no a follado con mulatos negros etc., lo que pasa que ella dice que cada macho es distinto lo mismo que cada polla. La imagen era de lo más ardiente.
Con el camisón por la cintura totalmente abierta de piernas delante de aquel mulato y acariciándose los pechos y gimiendo cada vez que sentía que su pipa era atrapada entre los labios del mulato. Llegó un momento que me di cuenta que ya no podía aguantar más y que necesitaba correrse. El mulato se dio cuenta también y para mi sorpresa le dijo. Sé que necesitas correrte. Que ya no aguantas ni un segundo más sin tener un orgasmo. Pero no voy a ser yo el que haga que te corras. Vas a hacerlo tú. Vas a masturbarte así como estas delante de mí. Quiero ver como una perra blanca como tú se masturba hasta correrse delante de este mulato. Yo no podía creerlo. Mi mujer empezó a acariciarse su coño absolutamente fuera de si, como dominaba la situación.
Mientras que con una mano se acariciaba la pipa se metía dentro de su coño los dedos de la otra cada vez con más fuerza y más velocidad hasta que arqueando la espalda empezó a temblar y tuvo un orgasmo formidable dándole al mulato lo que le pidió. Casi no había acabado de correrse cuando el mulato acercó la cara a su coño y empezó a besarlo, lamerlo, chuparlo mordiéndole la pipa en otras palabras una comida de coño de puta madre..
Is it OK to turn a fantasy into reality?
Al cabo de unos minutos mi mujer no hacía más que mover sus caderas y con sus dedos abría sus labios del chocho para sentir mejor la comida de coño que le estaban dando. Empezó a llorar y a gemir como nunca la había visto y no paraba de decir. Por favor no pares sigue así. Ese hombre la estaba llevando a un estado en el que mi mujer no era ya consciente de sus actos solo quería sentirse mujer cachonda como es ella. Y de verdad que lo fue. Esa noche por segunda vez en menos de cinco minutos tuvo otra corrida todavía más fuerte y largo que el primero. Volvió a arquear la espalda. Su cuerpo pareció tensarse como la cuerda de un violín y explotó con una corrida salvaje llenando la cara del mulato de los jugos que salían a chorro del coño. El mulato seguía chupando y comiéndoselo. Y sin darle tiempo para relajarse se levantó y mientras con una mano seguía acariciándola y metiendo los dedos dentro del coño, follame cabrón o no empiezas a trabajar , con la otra mano se desnudó dejando al descubierto una polla descomunal. No exagero nada si digo que debía medir casi 30 cm. De largo y como cinco de grosor más gorda y más larga que la del morito .mi mujer dijo Bingo la tienes más gorda que el morito y más grande, que bueno. venga ponla en la entrada y aprieta despacio Follamé joder.-Su voz sonó entre gemidos.
Fuente : irrelatoseroticos.com
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